
La semana pasada Sara ya pesaba 1,400 Kg y Lucas 1,550. Ya tienen pelo, cejas y pestañas, abren y cierran los ojos y la boquita... ¡tienen hasta sus propias huellas dactilares! Impresionante.
A partir de ahora lo que les queda es seguir engordando y madurar bien todos sus órganos internos, y dentro de nada ya estarán preparados para enfrentarse al mundo exterior.
Gorditos, aún no ha llegado el momento, pero papá y mamá os esperamos impacientes!!!
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